Luna Roja


El pasado 15 de abril, la mayoría de los fotógrafos que conozco, tanto profesionales como aficionados, nos dimos a la tarea de desvelarnos y fotografiar una luna que, según los que saben, no se ve con frecuencia. Una vez cumplida la tarea, proliferaron las fotos en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y todos esos sitios donde uno sube sus fotos para presumirlas. Había de todo. Desde la foto tomada con el celular que, además de mostrar sólo un punto minúsculo en la pantalla, estaba totalmente fuera de foco,  hasta fotos realmente fantásticas. Nadie, al parecer, quiso dejar pasar la ocasión.

Pero, ¿qué se necesita para fotografiar bien la luna? Para empezar, si consideramos esa regla no escrita de que hay que procurar llenar el cuadro con nuestro sujeto, se necesitaría un lente largo. La luna está leeeejos. Nuestra vista es selectiva y tenemos enfoque automático, así que cuando la vemos sólo con los ojos, llegamos a creer que abarca todo el espacio del visor. No es así y la cámara lo sabe. En este punto, también hay algo que debemos tomar en cuenta: la mayoría de los lentes económicos tiene problemas con el enfoque a infinito y, por supuesto, el enfoque automático no funcionará, así que se recomienda girar el enfoque hasta el final y luego regresar un poco. ¿Qué tanto? Depende de cada lente.

También debemos tomar en cuenta que, gracias a su movimiento de traslación alrededor de la tierra, ¡no se queda quieta! Hay que seguirla con la cámara. Para eso, necesitamos un buen trípode; uno que nos permita mantener enfocada la luna mientras giramos el cabezal. Además, debe ser capaz de sostener el peso de nuestra cámara, con todo y lente largo, para evitar cualquier vibración.

Por otra parte, si no podemos salir de la ciudad, donde la contaminación de luz hace difícil la fotografía nocturna por muchas razones, busquemos un lugar donde la luz ambiente no incida sobre el lente o usemos un parasol para aminorar este problema. También, si no lo has perdido, usa el pequeño accesorio para tapar la mirilla del visor mientras fotografías, para evitar que entre luz por ahí. Ah, y claro, también hay que fotografiar sin filtros.

Habiendo tomado en cuenta lo anterior, habrá que calcular la exposición. Si dejamos que la cámara lo haga, las fotos saldrán de un negro sublime con una luna perfectamente sobreexpuesta. La luna es una superficie de arena casi blanca que refleja tanta luz del sol como una playa en verano, al medio día. Entonces, un buen punto de partida estará cercano al ISO 100, 1/125s y f/11. La cámara, desde luego, marcará que el sujeto está demasiado oscuro, pero, ¿a quién le importa? El cielo, de todos modos, saldrá negro.

En el caso del eclipse pasado, conforme la luna fue quedando cubierta por la sombra de la tierra, hubo que ir cambiando la velocidad de obturación (el diafragma se quedó fijo, para efectos de no perder el enfoque) desde el 1/125s inicial hasta poco más de 1 segundo completo. Para evitar que las estrellas salieran como líneas de luz, en lugar de puntos brillantes, y en virtud de que necesitaba seguir aumentando la exposición, al llegar a 1 segundo de velocidad de obturación, empecé a subir el ISO.

El resultado fue aceptable, aunque podría haber sido mejor si hubiera tenido… No. No se trata de pensar qué habría pasado si tuviera tal o cual lente o accesorio. Debemos siempre buscar obtener el mejor resultado posible con el equipo existente y aprender a valorar los resultados así logrados. Eso es parte de la gran diversión de la fotografía.


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