¿Qué es un flujo de trabajo digital?


A lo largo de su vida, un fotógrafo desarrolla un estilo único que hace que su trabajo se distinga del de los demás. Este estilo se hace presente en todas y cada una de las imágenes del fotógrafo. ¿Quién no puede identificar con facilidad una fotografía de Ansel Adams, de Cartier-Bresson o de Oliviero Toscani? En todos ellos vemos un elemento en común: un control estricto sobre cada uno de los procesos inherentes a su producción fotográfica.

Desde la toma fotográfica hasta el trabajo terminado, sobre todo cuando se trata de impresiones, hay un sinnúmero de variables, lo que hace que mantener un mismo nivel de calidad a veces resulte difícil. Al control de esas variables a lo largo de los distintos pasos de un proceso fotográfico se le conoce como flujo de trabajo.

Se podría pensar que con la fotografía digital este flujo inicia en el momento en que descargamos las imágenes a  la computadora, pero en realidad empieza con la planeación, mucho antes de la toma fotográfica.

Una buena fotografía podría ser el resultado de la casualidad, producto de un afortunado accidente, pero las más de las veces será el resultado de una cuidadosa planeación. Aun cuando sólo saliéramos a caminar y, si se presentara la ocasión, tomar un par de buenas fotos, podremos darnos cuenta que no elegimos al azar el equipo que queremos llevar con nosotros. Lo hacemos pensando en lo que nos gustaría encontrar.

Una vez que hemos elegido el equipo, vienen los ajustes iniciales, aquellos que aplicamos por defecto en la cámara en preparación para el tipo de fotos que nos gusta obtener. Entonces, por ejemplo, cambiamos a formato raw, ajustamos el balance de blancos para 5500°K y ajustamos el exposímetro para evitar la típica sobreexposición que produce nuestra cámara. Todo en preparación para un resultado previamente concebido.

Cuando se trata de un proyecto de trabajo para algún cliente, la etapa de planeación es mucho más rigurosa. De hecho, es crítica. Y si somos tan cuidadosos con la elaboración de una lista de cosas que no pueden faltar para una toma determinada, con la elección del equipo adecuado para el trabajo y con la toma misma de las fotografías, ¿por qué no serlo con los procesos posteriores?

Sin embargo, conozco a muchos fotógrafos que creen que basta con llegar a casa y descargar las imágenes a la computadora para que todo esté bien. Algunos conectan la cámara directamente, mediante el cable que viene con ella; otros, creyéndose más seguros, usan un lector de tarjetas. Pero la mayoría pasa las imágenes de un lado a otro arrastrándolas con el sistema operativo. Primer error: este método no garantiza la integridad de las imágenes que con tanto cuidado hicimos. Es importante usar un software especializado que verifique la transferencia de archivos byte por byte.

Por otra parte, una vez que descargaron las imágenes, algunos quizá más precavidos, hacen un respaldo de las mismas en un disco externo, pero muchos, lo digo en serio, muchos nunca hacen respaldos. No debemos confiar en la infalibilidad de ningún dispositivo. Hay que hacer no uno, sino varios respaldos a lo largo de nuestro flujo de trabajo y mantener al menos uno de esos respaldos en una ubicación distinta de los demás, en otra ciudad, incluso. ¿Que suena a paranoia esto? Tengo una amiga cuyo disco duro falló un buen día, como suele suceder, sin previo aviso. En él había no menos de 30,000 imágenes… sin respaldo. Al fin pudo recuperarlas, pero no fue barato.

El siguiente error típico es tratar de hacer correcciones y ajustes con Adobe Photoshop. Sí, Photoshop es una herramienta poderosa, apta para muchas cosas, pero trabaja mediante un sistema destructivo que modifica los pixeles. Entonces, la única manera de mantener nuestras imágenes originales a buen resguardo, es crear copias cada vez que queremos hacer alguna modificación, ocupando valioso espacio en disco duro y contribuyendo con ello a generar problemas de organización, clasificación y respaldo. Respuesta: hay que usar software para edición paramétrica, como Aperture de Apple o Lightroom de Adobe, que aplican correcciones y modificaciones en forma no destructiva y nos brindan prácticas herramientas para la clasificación, organización e identificación de imágenes, además de las herramientas de reencuadre, ajuste de exposición, rescate de luces y sombras, ajuste fino de los colores, contraste, saturación, enfoque, viñetas, etc. En el caso de Aperture, incluso ofrece una forma de respaldar con un solo clic. Lightroom tiene una función para respaldar en el momento de la descarga de las imágenes, pero no ofrece la posibilidad de respaldos posteriores; es necesario hacerlo manualmente.

Finalmente, así como calibramos la cámara hay que calibrar nuestro monitor y utilizar perfiles de color según los dispositivos de salida que deseemos usar. Sólo así podremos mantener consistencia en los colores.
Un flujo de trabajo digital no es una forma de hacer más largo y complicado un proceso, es la única manera de mantener la consistencia en la calidad de nuestras imágenes una y otra vez.

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