¿Sigue siendo Lightroom la mejor opción?


Cuando apareció Lightroom yo usaba Aperture, de Apple, y estaba bastante contento con los resultados, pero Apple decidió descontinuarlo en la versión 3. Para ese tiempo, Lightroom, también con su versión 3, ya se había posicionado como el líder de la manada y, como ya había empezado a usarlo, no me costó trabajo decirle adiós a Aperture.
De ahí en adelante, Lightroom fue parte indispensable de mi flujo de trabajo. De hecho, para gran parte de mis imágenes, fue la única forma de postproducción que usé. Y así seguí hasta hace un par de años.
Había comprado la versión 5 de Lr y la versión CS6 de Photoshop y cuando inició el plan de renta perpetua en 2011 decidí no cambiar. No quería estar paga y paga algo que ya había pagado y que, además, el software nunca fuera mío. Pero, sobre todo, me pregunté qué sucedería si en algún momento y por cualquier razón olvidara yo pagar la mensualidad. ¿Qué sucedería con mis fotos? Los escenarios que leí en los foros especializados no me gustaron. Sin embargo, y más que nada movido por la curiosidad, en los meses siguientes, seguí de cerca los comentarios de usuarios que sí migraron, y debo decir que no noté que hubiera cambios sustanciales en Lightroom. Sí, claro, de pronto ya se podía hacer HDR y panorámicas desde dentro del programa, pero no son cosas que yo haga con frecuencia, así que no me importó. Además, para HDR ya había comprado Photomatix Pro, luego Aurora HDR, y con la Colección Nik tenía HDR Efex Pro, herramientas que funcionan mejor que el HDR de Lightroom. Affinity Photo también tiene HDR y puede manejar archivos de 32 bits, así que, con esas ventajas, ¿quién necesita que Lightroom tenga esa función?
En la última actualización, la versión 9.0, aparentemente le hicieron mejoras en rendimiento, pero nada extraordinario. De hecho, los cambios fueron tan insignificantes que no parecía haber justificación para el cambio de versión. Razón de más para sentirme tranquilo de no haber dejado de usar la versión 5.
Pero cuando actualicé mi Macbook Pro a Catalina, el último sistema de la Mac, mi versión pagada — y no barata — de Photoshop CS6 dejó de funcionar. Fue en ese momento que decidí deshacerme de Adobe de una vez por todas, incluyendo Lightroom. No me gusta la idea de sentirme cautivo de una marca. No es sano.
Hace unos tres años había comprado Affinity Photo, pero no lo usaba mucho, pues aún tenía Photoshop CS6 y estaba acostumbrado a recurrir a él cada vez que necesitaba algo. La memoria muscular, como le llaman, me facilitaba el trabajo, mientras que con Affinity Photo, que prácticamente sirve para lo mismo, primero debía remontar la curva de aprendizaje y, debo confesar, me daba un poco de pereza. Pero en cuanto Photoshop CS6 dejó de funcionar, no me quedó más remedio que hacerlo, así que ahora uso Affinity Photo.
Pero en cuanto a Lightroom el asunto fue más difícil, porque no tenía ni conocía otros programas. Había pasado demasiado tiempo con Lightroom. Al principio, volví a Aperture, pero cuando cambié a Catalina, también dejó de funcionar. Tuve que ponerme a buscar.
Primero me topé con On1 Photo Raw. Había leído muchas reseñas escritas por fotógrafos famosos y decidí probar. Ahí van 60 dólares. Me pareció muy similar a Lightroom; tanto, que por un momento pensé que la búsqueda había terminado. Es un buen programa, sin duda.
Pero luego me encontré con Luminar, un programa desarrollado por una empresa que se llama Skylum, originalmente llamada Macphun y que solía hacer aplicaciones para la Mac y para el iPhone. Luminar me pareció, de entrada, más atractivo que On1 PhotoRaw, más que nada porque hace uso de inteligencia artificial para procesar los archivos. Además, tiene alrededor de 50 filtros para mejorar las imágenes y aplicar toques creativos. A diferencia de Luminar 2, la versión 3 ya ofrecía una biblioteca, es decir, una base de datos para la organización y clasificación de las imágenes. Con esto ya se ponía un paso adelante de On1 y por lo menos 3 o 4 pasos adelante de Lightroom. Pero comparado con otros, Luminar 3 es un gran consumidor de recursos. Se necesita al menos 16GB de memoria y aun así parece lento. Claro que los resultados que puede uno obtener hacen que valga la pena esperar un poco. Además, con Luminar 3 llegó también Luminar Flex, una versión sin biblioteca que responde más ágilmente y que puede funcionar como aplicación autónoma o como plugin con Lightroom, Photoshop y Photos, de Apple.
Y así anduve un rato, muy contento con Luminar 3 y Luminar Flex hasta que me tocó actualizar la Colección Nik, esa serie de programas maravillosos, como Silver Efex Pro y Viveza, que alguna vez fue muy caro, que luego lo compró Google y lo regaló a los usuarios durante más o menos un año y que finalmente fue adquirido por la empresa francesa DxO. Con la actualización venía DxO PhotoLab Essentials, que antes se llamó  DxO Optics Pro y que nunca me llamó la atención.
Apenas lo probé quedé asombrado. No tiene filtros ni efectos especiales, pero los algoritmos para procesar archivos RAW son de lo mejor que he visto. Entonces me enteré que por US$15 podía obtener la versión Elite (DxO PhotoLab 2 Elite) y que con ella tendría acceso a mejores prestaciones, como eliminación de ruido selectiva por inteligencia artificial. No lo pensé dos veces.
La aplicación viene con algunos ajustes activos por defecto, pero siempre es posible ajustar a gusto personal. Para empezar, tiene una función que se llama en inglés smart lighting o iluminación inteligente, que analiza la imagen y ajusta la luz global para obtener el mejor resultado. Descubrí que en particular cuando se ha disparado para las altas luces funciona de maravilla, pues rescata las sombras, sacando el máximo provecho al rango dinámico de la cámara.
Otra función de la versión Elite es, como dije líneas arriba, la eliminación de ruido por inteligencia artificial. Me llevó un rato darme cuenta que este efecto no es perceptible en pantalla al momento de aplicarlo, pero una vez que exportamos el archivo a otro formato, como TIFF o JPEG, el resultado es poco menos que asombroso.
El programa hace uso de toda la información que ha obtenido la empresa después de cientos de pruebas de equipo (sensores) y lentes para obtener la mayor resolución con cada combinación cámara-lente. De hecho, al abrir el programa, detecta el modelo de cámara y el tipo de lente y pide que descarguemos los perfiles específicos para cada combinación.
También tiene la posibilidad de hacer ajustes locales, es decir, a áreas específicas de la imagen, usando un pincel, una máscara automática (que funciona mejor que la de Lightroom), un filtro degradado o puntos de control. Y hablando de puntos de control o tecnología de puntos U, es justamente la misma que usa la Colección Nik, la cual, por cierto, se integra perfectamente en la interfaz de DxO PhotoLab.
La verdad es que estoy muy contento con los resultados que he obtenido con PhotoLab. Pienso que es de lo mejor en software que hay actualmente. No faltará quién diga que Capture One es mejor, pero también se debe tomar en cuenta que cuesta US$300, lo que lo hace poco accesible. Y, por cierto, hace poco llegó la actualización a PhotoLab 3 Elite, ¡sin costo! Lo único que ha tenido un costo adicional ha sido DxO ViewPoint, un software que corrige automáticamente la distorsión en las imágenes, ya sea por defectos del lente o por perspectiva, pero ya hablaré de eso en la siguiente ocasión.

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