¿Qué está sucediendo con Adobe y cuáles son los riesgos para los actuales usuarios?

Antes de comenzar, si tú eres de las personas que consumen productos que no vienen directamente del productor o del fabricante, este artículo no es para ti. Puedes dejar de leer y seguir adelante con tu vida.



Una vez dicho lo anterior, abordemos el tema: Recientemente, Adobe el gigante productor de software, ha anunciado algunos cambios importantes en sus políticas que parecen afectar seriamente a los usuarios. ¿De qué se trata todo eso?

Empezaré con algunos antecedentes.

En 2010 pagué US$349 por una licencia académica de la suite CS5 Design Standard, que incluía Photoshop, Illustrator, InDesign, Dreamweaver y otras, y luego, en 2012, pagué otros US$149 por una actualización a CS6. Con esta última me quedé hasta la fecha, pues no sentí que las actualizaciones en funciones o contenido me hicieran falta.

En cuanto a Lightroom, yo había usado versiones de cortesía (otorgadas por Adobe por probar su software) desde su aparición (versiones Beta, 1.0 y 2.0), pero no lo había comprado. En ese tiempo, como herramienta principal yo usaba Aperture 2.0, de Apple, por el que había pagado US$299, y no pensaba cambiar así nomás porque sí. Después, Apple puso Aperture a la venta a través de la App Store y bajó el precio a US$79.99, así que compré la versión 3.0—para mí, una especie de actualización “barata". Además, Adobe mantenía el precio de Lightroom en US$299. No había mucho qué pensar.

Sin embargo, en 2010, con la versión 3, Adobe bajó el precio de Lightroom y así me animé a comprar la versión 3.0, pues con la consolidación de la fotografía digital la gente ya me pedía cursos sobre el nuevo software. Por otra parte, en 2014 Apple anunció que dejaría de vender y dar soporte a Aperture. En ese momento vi la necesidad de hacer la transición total a Lightroom 5, versión con la que me quedé desde entonces por las mismas razones por las que nunca actualicé más allá de la Suite CS6: las novedades no me hacían falta.

Cuando en 2013 Adobe cortó de tajo la venta de su software para entrar de lleno en un esquema de entrega únicamente mediante suscripción, esquema al que llamó Creative Cloud o CC, yo no sentí la necesidad de cambiar. La ventaja de esto, dijeron, sería que el usuario tendría el beneficio de las actualizaciones constantes sin tener que estar pagando por ellas cada dos o tres años, como venía sucediendo. Muchos usuarios adoptaron este nuevo esquema, siempre atraídos por tener la última versión, pero imagino que, al igual que yo, muchos otros decidieron quedarse con sus últimas versiones compradas y no actualizar más.

Por un rato, todo fue miel sobre hojuelas hasta que ahora, seis años más tarde, anuncia que contempla la posibilidad de aumentar el precio de la suscripción de su paquete más vendido—Lightroom/Photoshop—al doble, de US$10 a US$20 por mes. Quizá para muchos, en particular para quienes obtienen un beneficio económico del software a través de su trabajo como fotógrafos o diseñadores, US$20 no sea mucho. Pero para otros, en particular en países donde el dólar es una moneda cara, sí lo es. Además, un 100 por ciento de incremento, desde donde se le vea, parece excesivo.

Por si esto fuera no fuera suficiente, poco después, como parte de su estrategia para no-sabemos-qué, probablemente para hacer más dinero, Adobe decidió eliminar por completo el soporte a versiones anteriores. ¿Qué significa esto? Que no habrá más reparación de “bugs” o defectos y que dejará de actualizarse Adobe Camera Raw para todas las versiones anteriores a las últimas dos. En otras palabras, si yo hoy comprara una cámara nueva, ni Lightroom ni Camera Raw podrán interpretar esos archivos, así que no podré editarlos, aunque mis licencias sean legales.

Tampoco dará soporte a sistemas operativos pasados. Una de mis computadoras es una iMac del 2007 que funciona de maravilla para la mayoría de las cosas que necesito, pero que ya no puede pasar del OS X El Capitán (10.11). Así pues, ahora, aunque decidiera suscribirme al plan CC con tal de poder editar mis archivos ya no podré hacerlo, pues la nueva versión de Photoshop, por ejemplo, sólo es compatible con OS X Sierra (10.12) o superior. Y aunque Lightroom Classic dice ser compatible con OS X Mavericks (10.9) o superior, los usuarios de sistemas operativos anteriores a El Capitán (10.11) se han topado con fallas en su desempeño. Además, estas nuevas versiones son más demandantes de recursos del sistema, tanto CPU como GPU, por lo que no funcionarán como se espera en computadoras más viejas. Lo malo es que también se ha encontrado errores de funcionamiento de Lightroom Classic corriendo en una Mac con OS X Mojave (10.14), pero Adobe asegura que lo arreglará. Evidentemente, la nueva política es “Para atrás, nada. Ni para tomar vuelo.”

Y para cerrar con broche de oro, Adobe ha anunciado la cancelación de la vigencia de  todas las licencias anteriores amenazando a los usuarios con que de seguir usándolas podrían incurrir en violación de acuerdos de contrato y licencia tanto con Adobe como con terceras partes que tienen intereses en el diseño y la producción de esas versiones anteriores del software y que corren el riesgo de ser demandados legalmente. ¡Vaya!

En resumen: Suben el precio al doble, dejan de dar soporte a versiones y sistemas operativos anteriores y te amenazan con demandar si sigues usando el software que ya compraste. Por supuesto que hay mucha gente molesta.

¿Qué hacer ante esta situación?

La respuesta simplista (la que Adobe quisiera que adoptaras): asume que nada es gratis y empieza a pagar los US$20 al mes, además de tener siempre una computadora con el sistema operativo más actual. Ellos, a cambio, tratarán (siempre que no afecte sus intereses) de darte un buen servicio y las aplicaciones que ya conoces.

La respuesta sensata (en mi humilde opinión): empieza a buscar opciones para reemplazar a Photoshop y Lightroom. Esto suena descabellado, pero podría ser lo más sano para no sentirse cautivos de un solo proveedor. Claro que habrá que hacer cambios en el flujo de trabajo, empezando con aprender a usar el software nuevo (romper con ciertos hábitos), pero al final esto traerá tranquilidad.

Yo, desde hace tiempo, estoy usando Affinity Photo (alternativa para Photoshop y Camera Raw), On1 Photo Raw (alternativa para Lightroom) y tengo también Luminar 3, que no funciona muy bien en mi computadora porque es muy demandante de memoria, pero hace cosas maravillosas. También sigo usando Aperture, que después de Mojave dejará de funcionar. Pronto estaré usando Affinity Designer (alternativa para Illustrator) y Affinity Publisher (alternativa para InDesign). Para construcción web, dejé de usar Dreamweaver y ahora uso Bluefish. Capture One Pro es una extraordinaria alternativa para Lightroom, pero no es barato (US$299) y tiene una curva de aprendizaje algo empinada para personas que apenas empiezan o que no se han metido de lleno en la postproducción digital. 

¿Cuál es el mayor riesgo al dejar de usar Lightroom?

Organización de archivos
Si estabas usando como se debe la base de datos de Lightroom, habrá ciertos cambios en la manera en que organizas tus fotos. Sin embargo, la mayoría de las personas que conozco ni siquiera saben que existe esa función; sólo usan el programa para editar. Además, On1 ofrece la opción de migrar los catálogos de LR a catálogos de On1, así que no es problema.

Procesamiento de archivos RAW
Tanto On1 Photo Raw como Luminar son herramientas poderosas para esta tarea. No te decepcionarán. Sin embargo, si eres de los que editan sus archivos RAW sin exportarlos jamás a otros formatos, lo más seguro es que al salirte de Lightroom para irte a otra aplicación pierdas todas las ediciones que hayas hecho, pues la gran mayoría de estas aplicaciones funciona de manera no destructiva. Es decir, mientras estás dentro de la aplicación puedes ver los cambios que hayas hecho, pero ninguno de estos cambios está de hecho guardado en el archivo original. Se guardan en el momento en que exportas la imagen con otro formato (TIFF, JPEG, etc.). Lightroom ofrece la opción de guardar un archivo adjunto (.XMP) con todos los cambios realizados, pero (1) por defecto viene desactivada y no es retroactiva y (2) no todas las aplicaciones pueden leer estos archivos.

¿Se podría seguir trabajando los archivos RAW sin tener que comprar otro software que tarde o temprano me tendría en una situación similar?
Sí, si usas el software del fabricante de tu cámara. No será el software más amigable ni el más fluido (hablo por mi experiencia con el software de Nikon), pero sí será el más efectivo, pues es el único (aunque parezca exagerado) que puede leer e interpretar correctamente toda la información que tu cámara es capaz de capturar.

Y para cerrar este artículo, que ya se alargó demasiado, creo que lo más prudente es modificar tu flujo de trabajo hacia algo que implique la inmediata conversión de tus archivos RAW a otro formato, es decir, hacia un formato “de entrega”. Tus archivos RAW siempre estarán ahí por si más adelante quisieras, con una visión renovada o con nuevo software, editarlos de nuevo.


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