La ridiculez de la tecnología

En tiempos de la foto análoga, es decir, cuando Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Richard Avedon, Jeanloup Sieff, David Bailey y otros muchos de esos fotógrafos a los que hoy consideramos maestros de la fotografía andaban haciendo foto, no había muchas opciones ni de cámaras ni de películas.
Sí, ya estaban por ahí las Leica, las Nikon, las Canon, las Pentax y otras, pero no mucho más. Los fotógrafos de estudio recurrían a cámaras como la Sinar. Las películas o placas ofrecían opciones limitadas. Una película sensible era ISO 800 y la mayoría, arriba de ISO 125, producía una gran cantidad de grano, sobre todo al amplificar. Las placas y películas destinadas para el trabajo en estudio rondaban el ISO 64, quizá 80.
Muchas de las cámaras no tenían un exposímetro incorporado y no fue sino hasta la década de 1980 que hubo cámaras con enfoque automático y, cuando las hubo, tenían un solo punto de enfoque. La velocidad de disparo en ráfaga no era impresionante, aunque en 1980 Nikon sacó una producción especial de la F3, a la que denominó F3H, que era capaz de hacer 13.5 disparos por segundo, para competir con la Canon EOS 1n RS que podía disparar 10 veces por segundo. Y esto, por supuesto, no era para mucha gente, pues nadie quería acabarse un rollo en menos de 3 segundos.
Imagen propiedad de DPReview. https://goo.gl/images/EbXUPU

La tecnología no era asombrosa y, sin embargo, no se puede decir que todo lo producido en aquellos años entre 1950 y 1980 hubiera sido de mala calidad. Al contrario. Muchas de las fotografías hoy consideradas “icónicas” datan de esos tiempos. 
Entonces, ¿de dónde le ha salido a la gente la necesidad de funciones más avanzadas? ¿Cientos de puntos de enfoque, HDR, “focus peeking”, video 4k, pantallas táctiles? ¿Acaso ya nadie es capaz de hacer buenas fotografías si no se cuenta con lo último en tecnología?
La realidad es que hoy la competencia no está en las capacidades del fotógrafo, sino en la velocidad con que una empresa pueda convencer al cliente de que necesita una nueva cámara. Claro que sigue habiendo fotógrafos extraordinarios que no buscan estos avances tecnológicos, pero muchos, la mayoría, sí cree en la publicidad y están convencidos de que si tienen una mejor cámara podrán hacer mejores fotos. La vida ha dado un giro de 180 grados y hoy las limitaciones las tienen los fotógrafos, no los equipos.
#ConcienciaVisual #Iconofilia

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